La eucología mayor de la Fiesta de Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote
es rica y resume la doctrina del "sacerdocio" en la Iglesia:
- el sacerdocio de Jesucristo,
- el sacerdocio bautismal de todo cristiano
- el sacerdocio ministerial.
Medito este prefacio, dando gracias, bendiciendo,
alabando, en comunión con toda al Iglesia del cielo y de la tierra,
a la santa Trinidad por el kairós del SACERDOCIO:
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias
siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Que constituiste a tu único Hijo
Pontífice de la Alianza nueva y eterna
por la unción del Espíritu Santo,
y determinaste, en tu designio salvífico,
perpetuar en la Iglesia su único sacerdocio.
Él no sólo confiere el honor del sacerdocio real
a todo su pueblo santo,
sino también, con amor de hermano,
elige a hombres de este pueblo,
para que, por la imposición de las manos,
participen de su sagrada misión.
Ellos renuevan en nombre de Cristo
el sacrificio de la redención,
preparan a tus hijos el banquete pascual,
presiden a tu pueblo santo en el amor,
lo alimentan con tu palabra
y lo fortalecen con los sacramentos.
Tus sacerdotes, Señor, al entregar su vida por ti
y por la salvación de los hermanos,
van configurándose a Cristo,
y han de darte así testimonio constante de fidelidad y amor.
Por eso,
nosotros, Señor,
con los ángeles y los santos
cantamos tu gloria diciendo:
SANTO, SANTO, SANTO…
Y grito: ¡Santo, Santo, Santo Dios,
eterno, justo y fiel!
Y grito: ¡Santo, Santo, Santo Dios!
es grande tu poder.
En presencia de tu inmenso poder
digno eres de adorar;
¡al Cordero: gloria, fuerza y honor,
la justicia es sólo de Él!
En presencia de mi Santo Dios,
yo le adoro en su altar.
Es su nombre gloria, honra y poder,
majestad y santidad.
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