3. Lenguaje de los
textos constitucionales
Las Constituciones de las congregaciones u órdenes
religiosas no son algo añadido al Evangelio, sino un intento de re-lectura del
mismo, desde un determinado ángulo, desde la iluminación concreta del carisma concedido
por el Espíritu a los Fundadores.
La
relectura de algunos artículos de la Regla de vida de nuestro instituto de Discípulas del Divino Maestro me atrevo
a decir que muestra cómo la liturgia ha llegado a ser una realidad destinada a penetrar y acompañar la vida de los miembros.
La
confrontación con textos de los años
1960, 1973 y 2008 creo que es reflejo del camino recorrido, en la progresiva
asimilación de la teología y pastoral litúrgica a la espiritualidad y vivencia de
cada día.
Constituciones
año 1960
La profesión es la consagración a
Dios y la pública emisión de los tres votos de pobreza, de castidad y de
obediencia, hecha a norma de los sagrados cánones y de las presentes
constituciones (n. 94).
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Constituciones
año 1973
Las Pías
Discípulas, queriendo “seguir más de cerca a Cristo Maestro”, deben
conformarse más plenamente con Él. “El estado religioso imita más fielmente y
representa continuamente en la Iglesia la forma de vida que el Hijo de Dios
abrazó, cuando vino al mundo…” [LG 42. 44]. (n. 24)
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Constituciones año 2008
En la
respuesta a la llamada, entramos en una relación vital con Jesús Maestro
casto, pobre y obediente. (…).
Vivimos
progresivamente el Misterio de Cristo en la escuela del año litúrgico… (n.
41).
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Prácticas de piedad cotidianas:
Escuchar la
santa Misa; meditación en común durante media hora; las oraciones vocales de
la mañana y de la noche; la visita de dos horas… (n. 202).
Tengan gran
amor a la S. Escritura, particularmente al Evangelio, y se sirvan con
frecuencia para la lectura espiritual y la meditación (n. 203).
Las
superioras promuevan entre las religiosas la frecuencia incluso cotidiana a
la Santa Comunión
(n. 196).
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La Pía
Discípula alimenta su vida espiritual en la fuente de la Eucaristía mediante
la íntima participación en la santa Misa… [citas de SC 47 y 48, y del
Fundador B. Alberione] (n. 11).
NB – Las
oraciones de la mañana y de la tarde
pueden ser las indicadas en el libro de la Familia Paulina, o sustituidas por
la mañana por la celebración de Laudes y por la tarde por las Vísperas (Dir.
n. 8)
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Participamos
con renovado asombro en la celebración de la Eucaristía (…) Hechas “un solo
Cuerpo y un solo Espíritu” (…), participamos en la escucha de la Palabra, la
participación en el Misterio Pascual e intercedemos por la Iglesia y por la
humanidad.
(n. 18).
Participamos
del oficio sacerdotal de Cristo también en la liturgia de las horas (…).
Asumimos las situaciones de la historia y, con la mente y la voz concordes,
celebramos las Laudes y las Vísperas en unión con la oración incesante de
Cristo y de la Iglesia (n.19).
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Las
superioras cuiden que todas, tanto las profesas como las novicias y las
postulantes, se confiesen por lo
menos una vez a la semana. (n. 182).
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Toda pía
discípula reciba el sacramento de la confesión en espíritu de verdadera
penitencia evangélica… (n. 13) [citas de PO 18 y del Fundador]
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La
participación en los Sacramentos acompaña
la vida en sus etapas más significativas…. En el camino de continua
conversión, nos acercamos con frecuencia al Sacramento de la Reconciliación…
En la enfermedad y en la ancianidad, recibimos la Unción de los enfermos que
lleva a cumplimiento nuestra conformación con la muerte y resurrección de
Cristo, fundada en los Sacramentos de la Iniciación Cristiana. (n. 20).
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Convocadas en
torno a la mesa de la Palabra y de la
Eucaristía, sacamos fuerza de la presencia del Señor… Conscientes de que
la Eucaristía es fuente de reconciliación, con amor paciente, nos perdonamos las unas a
las otras… (n. 65).
Formadas por
la Palabra y la Eucaristía constituimos comunidades
apostólicas atentas a los signos de los tiempos y abiertas al diálogo
intercultural… (134).
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Las hermanas practiquen
sinceramente la caridad fraterna, sin la cual una comunidad no puede vivir en
la paz, florecer por la observancia religiosa y promover eficazmente las
obras de apostolado. Sea compromiso de cada superiora y de cada religiosa
mantener firmes los vínculos de la unión y de la caridad en todas las casas y
en toda la congregación, según la exhortación de san Pablo en Ef 4,1-5 (n.
176).
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Repetidas
veces el Fundador ha exhortado a las PD a aplicarse la frase del Evangelio de
S. Juan: 13, 35. La caridad de Cristo las ha reunido, la misma caridad les enseña
a reconocer en las hermanas la imagen de Dios; a “llevar las unas los pesos
de las otras” en un cotidiano recíproco servicio de amor; las guía a perdonar
y a entregarse. Caridad que se alimenta en el Evangelio, en la sagrada
liturgia, y sobre todo en la Eucaristía [PC 15] (n. 54)
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Convocadas en
torno a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, sacamos fuerza de la
presencia del Señor… Conscientes de que la Eucaristía es fuente de
reconciliación, con amor paciente, nos
perdonamos las unas a las otras… (n. 65).
Formadas por
la Palabra y la Eucaristía constituimos comunidades apostólicas atentas a los
signos de los tiempos y abiertas al diálogo intercultural… (134).
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En esta
breve presentación de la trayectoria de nuestra Congregación a través del lenguaje
de la Regla de vida, descubro tres etapas que considero importantes en la
asimilación de la renovación litúrgica del Concilio, y en particular de la Sacrosanctum
Concilium.
Si las
Constituciones de 1960 reflejaban sobre todo una línea bastante jurídica y las
de 1973, en respuesta al “Capítulo especial”, establecido por el motu proprio ‘Ecclesia Sanctae’ de Pablo VI, que pedía
sobre todo la ‘vuelta a las fuentes, a los orígenes’ de la Escritura, del
Concilio y del Fundador – y así aparecen continuas citas de estos documentos -,
la Regla de vida de 2008 parece mostrar que las ‘fuentes’ propias de la Vida
Consagrada y específicas del carisma propio aparecen bien asimiladas.
No
creemos haber llegado a la meta que nos propone la Iglesia, estamos en camino.
En la conclusión de la Regla de vida pedimos a la Trinidad santa: “Danos la flexibilidad y la apertura para
reexaminar regularmente estas normas y adaptarlas a las circunstancias
cambiantes de la historia en fidelidad creativa al carisma del padre Santiago Alberione”.
Concepción González, pddm
Publicado en la Revista de pastoral litúrgica PHASE
Septiembre/octubre de 2014
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