sábado, 10 de mayo de 2014

Domingo IV de Pascua


Omnipotens sempiterne Deus,
deduc nos ad societattem caelestium gaudiorum,
ut eo perveniat humilitas gregis,
quo processit fortitudo pastoris.

El texto original de esta oración colecta es de una sobriedad armoniosa.
Dice todo en pocas palabras, incluyendo las dos peticiones que le expone a Dios Padre.
Comenta el p. Urtasun: “Algo tan bello, tan admirablemente bien hecho, que no había palabras para comentarlo. ¡Allí estaba la belleza, la armonía, el genio!”
El mismo autor sugiere que esta eucología esté inspirada en el texto de san Agustín:
Que ninguna adversidad pueda alejarnos del júbilo de la solemnidad interior, puesto que, cuando alguien desea, de verdad, ir a un lugar, las asperezas del camino, cualesquiera que sean, no pueden impedirlo. Que tampoco ninguna prosperidad, por sugestiva que sea, nos seduzca, pues no deja de ser estúpido el caminante que, ante el espectáculo de una campiña atractiva en medio del viaje, se olvida de la meta a la que se dirigía” (2ª lect. IV domingo de Pascua)

Dice Jesús en el Evangelio, un Evangelio que con unos u otros versículos del mismo cap. 10 de san Juan nos acompañarán a lo largo de toda la semana.
«Os aseguro que yo soy la Puerta de las ovejas. … Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrara y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Jesús es la Puerta, el Camino directo hacia el Padre. No hay otro. Porque Él es el único y verdadero Camino de la Verdad y la Vida.
Por eso, éste es el día grande para nuestras hermanas paulinas las Religiosas de Jesús Buen Pastor, cuya festividad específica propia es la que celebramos este domingo IV de Pascua: Jesucristo Maestro-Pastor, el Maestro con corazón de Pastor: que da la vida por sus ovejas. Nadie podrá arrebatarnos de sus manos, ni de las del Padre.

“Todos estamos llamados a ser pastores y pastoras. A dar respuesta a las necesidades del otro, aunque sólo sea una respuesta de comprensión y amor – de ternura, dirá el Papa Francisco.
No hay pastor auténtico que no haya pasado por la puerta de Cristo, por la Puerta que es Cristo.
Quiere decir que el pastor ha de asumir las cualidades de Cristo Pastor, todas sus actitudes, todo su Espíritu. La puerta es como la prueba de capacidad y autenticidad.
Serás pastor si pasas el examen de Cristo, el examen-Cristo, si aprendes a Cristo, si te doctoras en Cristo.
Serás pastor si Cristo te pone su sello, su marca, que no es otra que la de su Espíritu. «Fuisteis sellados con el Espíritu de la promesa»” (Ef 1,13).  [R. Prieto Ramiro].

La liturgia de la Iglesia nos acompaña cada día del Tiempo pascual con la Palabra de Dios y la eucología de una riqueza teologal impresionante, una profunda mina para la oración y la reflexión orante.
En cinco formularios se repite una oración sobre las ofrendas que  es compendio de la doctrina sobre Eucaristía- Misterio pascual:

“…que la  celebración de estos misterios pascuales
nos llene siempre de alegría
y que la actualización repetida de nuestra redención
sea para nosotros fuente de gozo incesante
(sábado de la octava; martes 2ª semana; miércoles 3ª semana;
 martes 4ª; miércoles 5ª –alegría de sabernos salvados - ; martes 6ª;

Y hoy, viernes de la V semana de Pascua, mientras ya nos acercamos a la celebración de la Ascensión del Señor y a Pentecostés, culmen y final de la Cincuentena Pascual, la Iglesia en la oración colecta pide que todos  vivamos en plenitud el Misterio pascual y que en él encontremos nuestra feliz salvación:

Danos, Señor, una plena vivencia del misterio pascual,
para que la alegría que experimentamos en estas fiestas
sea siempre nuestra fuerza y nuestra salvación.



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