miércoles, 25 de junio de 2008

San Juan de la Cruz


Lo mencioné sólo. El Señor me regaló un cursillo de casi una semana, aquí en Toledo mismo, con posibilidad de volver a casa cada tarde-noche, para estar con las hermanas de la comunidad y compartir con ellas, en unos ratos siempre agradables y necesarios, las vivencias del día, los pequeños acontecimientos, las noticias, la vida...
No puedo ni sabría comentar lo que viví, lo que escuché, lo que aprendí en los encuentros sanjuanistas... Espero no olvidar demasiado rápidamente todo este don del Señor, que mis hermanas me han permitido disfrutar.
Queda el compromiso de ahondar más y más en este hontanar sin fondo. Desde la vivencia del Misterio eucarístico-sacerdotal-litúrgico, propio del carisma que el Espíritu regaló a nuestra Congregación. Todo esto puede ser factible, es más, puede ser alimento para que la vivencia del don de Dios con la unción y la gracia del Espíritu, pueda ser anunciada a los hermanos, en las formas que Él me va marcando a través de la obediencia a mis superiores, a la Iglesia y en respuesta a las necesidades de los hermanos y hermanas.
Me gusta terminar con un verso del Cántico espiritual; al no saber cuál escoger, me quedo con el 5, que quizás sea de los más conocidos:

Mil gracias derramando,
pasó por estos sotos con presura,
y yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de su hermosura.

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