martes, 12 de febrero de 2008

Por qué este blog

Desde hace años, le vengo dando vueltas al tema de la relación entre “Liturgia” y “comunicación”. Hasta quise hacer de este tema mi tesina en San Anselmo. No fue así, porque el tema de la teología litúrgica de la adoración eucarística dentro y fuera de la Misa me pudo. Y doy gracias a Dios por haber podido profundizar en algo que constituye el carisma fundamental de la Congregación de las Pías Discípulas del Divino Maestro de la que soy miembro ya “veterano”, por la misericordia del Señor.
¿A qué viene todo esto? Pues a no olvidar que, junto con el carisma eucarístico-sacerdotal, las Discípulas tenemos el carisma del amor a la liturgia, y pertenecemos a la Familia Paulina, toda ella comprometida, de una u otra forma, a transmitir la Palabra de Dios, el mensaje de la salvación, a través de la “comunicación”.
El Fundador nos invitaba a “leer atentamente” la liturgia, “que es el Libro del Espíritu Santo”. Así la definía él, el beato Santiago Alberione, un amante de la liturgia de la Iglesia, diría, a más no po
der.
Todo esto me motiva a escribir también en la red. Lo quiero hacer casi por una razón egoísta y personal: para comprometerme a meditar cada domingo en particular las oraciones de la liturgia: Eucaristía, Liturgia de las Horas.
La pequeña experiencia de esfuerzo en esta meditación orante me enseña que de veras, como lo subrayaba el padre Cornelio Urtasun en el mismo título de sus apreciados libros:
“Las oraciones del Misal, escuela de espiritualidad de la Iglesia”.
En el año 1995, en la dedicatoria de su primer libro, me escribía:
“Aquel proyecto del que vine a hablarle, ya es una realidad y yo tengo el gusto de ponerlo en sus manos.¡Ojalá le sea grata y provechosa su lectura”!
Y sí que lo es; y ciertamente lo será a cuantos se acerquen a él para beber de las ricas aguas de las oraciones litúrgicas el “genuino espíritu cristiano”.

Al haber recordado a Don Cornelio Urtasun, no puedo menos de referir unas palabras del “Prólogo” del libro, firmado nada menos que por el P. Adalbert Franquesa OSB. Ambos, celebrarán la liturgia del cielo sin velos ni “signos sensibles”, sino en la plenitud del Misterio de Cristo y de la salvación.
Escribió el p. Franquesa a propósito del libro de Urtasun y del mismo autor:
“Desde muchos años atrás, una frase lapidaria de un gran teólogo liturgista le impactó tan profundamente que no le ha dejado en paz, hasta que ha intentado llevarla a la práctica. Afirmaba, en efecto, el P. Cipriano Vagaggini OSB, que “las oraciones del Misal son la Palabra de Dios en clave de plegaria”.

La presentación ha sido demasiado larga, pero explica más que suficientemente lo que me mueve a escribir, desde mi sencillez y limitaciones, pero también desde un profundo amor a la liturgia de la Iglesia. Amor que deseo no guardar como un “tesoro secreto y privado”, sino compartir y pedir que la Liturgia llegue a ser, para todo creyente, la “cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y la fuente de donde mana toda su fuerza” (SC 10).

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