domingo, 29 de marzo de 2015

LA EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO: IMPLICACIONES CELEBRATIVAS, TEOLÓGICAS Y PASTORALES (I)

1.     Introducción

         Si en los años posteriores al Vaticano II se vivió en la Iglesia una penosa “desafección” al culto a la Eucaristía fuera de la Misa, en este último período se está promocionando ampliamente, con el ferviente apoyo de los Papas y demás pastores la Iglesia. Son muchas las parroquias que los jueves, antes o después de la Celebración eucarística, exponen el Santísimo Sacramento y cada vez más fieles participan en la oración silenciosa ante la Eucaristía. En las diócesis, con el apoyo o tal vez por iniciativa de los mismos Obispos, aumentan las capillas, parroquias en las que se organiza la adoración perpetua.

En la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (EG) el Papa Francisco hace una referencia explícita al tema: «La Iglesia necesita imperiosamente el pulmón de la oración, y me alegra enormemente que se multipliquen en todas las instituciones eclesiales los grupos de oración, de intercesión, de lectura orante de la Palabra, las adoraciones perpetuas de la Eucaristía» (EG n. 262). También san Juan Pablo II, en la carta apostólica Mane nobiscum, Domine, con la que convocaba el ‘Año eucarístico’, expresaba así sus expectativas para la Iglesia de todo un año de oración y reflexión en torno al Misterio eucarístico: “Aunque el fruto de este Año fuera solamente avivar en todas las comunidades cristianas la celebración de la Misa dominical e incrementar la adoración eucarística fuera de la Misa, este Año de gracia habría conseguido un resultado significativo” (MND, n. 29).
Otro fuerte estímulo para el incremento de la adoración eucarística han sido las vigilias de adoración de las Jornadas Mundiales de la Juventud. No podemos olvidar, entre otras, la vigilia en Cuatro Vientos en agosto de 2011, con la fuerte tormenta de lluvia y viento que no impidieron que miles de jóvenes hincaran sus rodillas para adorar a Jesucristo el Señor, presente en la custodia colocada sobre el altar. A ello animó ciertamente el ejemplo de devoción serena del mismo santo Padre emérito Benedicto XVI.
Lo mismo hay que decir de la Vigilia prolongada de oración-adoración, en septiembre de 2013, en la misma plaza de san Pedro en el Vaticano, pidiendo por la paz en Siria, convocados por el Papa Francisco.
Es verdad que, junto con el desarrollo de las horas de adoración en muchos lugares, en algunos casos, uno tiene la impresión, que se expresa con el máximo respeto, de que no se ha leído el Ritual de la sagrada Comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa, y menos aún se ha asimilado la rica doctrina y teología eucarística y espiritual que contiene la Instrucción “Eucharisticum Mysterium” (EM). 
Son documentos que reflejan la conciencia de la Iglesia sobre el tesoro que le ha sido confiado, y el modo en que podemos acercarnos a tan admirable Sacramento. Se puede y se debe adorar a Jesucristo el Señor presente en el Sagrario. Creemos con fe viva que él está real y sustancialmente presente en la Eucaristía, y le adoramos con fe profunda.

Entre las distintas formas de culto a la Eucaristía fuera de la Misa, queremos detenernos en la Exposición del Santísimo. La Exposición del Santísimo tiene fin y objetivo peculiares. Los veremos explicitados en los textos del Ritual y pasaremos a comentarlos brevemente a continuación.

2.     El Ritual de la sagrada comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa

La reforma litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II nos ha ofrecido, además del Misal Romano (el libro de altar y los leccionarios) y de los Rituales de los Sacramentos, el Ritual que regula lo relativo a la sagrada comunión y al culto a la Eucaristía fuera de la Misa (RSCCE).
Como es bien sabido, todos los libros litúrgicos promulgados desde la reforma promovida por el Concilio Vaticano II hacen preceder al desarrollo ritual – a las rúbricas – los «Prenotandos» u «Observaciones previas» para que «a través de los ritos y oraciones, todos podamos comprender bien la liturgia, el Misterio que celebramos.
El Decreto de promulgación de este Ritual parte con la afirmación de un principio fundamental, que es como el «pilar» que explica las relaciones entre la celebración eucarística y el culto fuera de la Misa: «La celebración de la Eucaristía en el sacrificio de la Misa es realmente el origen y el fin del culto que se le tributa fuera de la Misa».
Después de las Observaciones generales previas, que subrayan algunos principios sobre la «relación entre el culto eucarístico fuera de la Misa y la Celebración de la Eucaristía», el Ritual, en los capítulos I y II, habla de la «sagrada Comunión fuera de la Misa y la Comunión y el Viático llevados a los enfermos por un ministro extraordinario».  
En el capítulo III se trata sobre las «Varias formas de culto a la sagrada Eucaristía». Expone  ampliamente el tema de la primera forma de culto: «la exposición de la sagrada Eucaristía». Seguidamente presenta de forma más breve, «las procesiones» y «los congresos eucarísticos». Todo el capítulo se  caracteriza especialmente por la insistencia sobre el significado de las diferentes formas de culto, destacando de manera particular su dimensión teológico-pastoral, casi mistagógica, que va introduciendo en la comprensión de los diversos ritos, a través de los signos sensibles, lo que la Sacrosanctum Concilium (SC) sintetiza en la expresión del “per ritus et preces” (SC 48).
En este sentido, el Ritual de la sagrada Comunión y del culto a la Eucaristía fuera de la Misa parece más una Instrucción que un Ritual, aunque también ofrece los elementos rituales esenciales relativos a los tres aspectos o dimensiones arriba recordados de culto al Misterio eucarístico fuera de la Misa.
Una lectura de las notas a pie de página del Ritual  revelan que la fuente principal y casi única a la que se acude continuamente para la elaboración del Ritual es la Instrucción Eucharisticum Mysterium (EM), promulgada por la Congregación de Ritos y el Consilium en mayo de 1967. El Ritual asume las conquistas realizadas por la EM, traduciendo en la práctica sus contenidos. A esta Instrucción hizo también alusión el mismo Decreto de promulgación.


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